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lunes, 3 de junio de 2013

ÚLTIMO CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DE ESTE CURSO: JUNIO DE 2013

Parece mentira, pero ya vamos con otro curso que se acaba. Terminamos también con él nuestro programa de fomento de la lectura "El clásico contemporáneo del mes" y lo hacemos con esta propuesta que nos hace nuestro compañero CÉSAR NOGALES:

"Jaime Gil de Biedma es posible que sea uno de los poetas más representativos de la lírica española del siglo XX. Reunió su obra poética en Las personas del verbo, y dejó de escribir.
Él, dice, que creía ser poeta, pero en realidad lo que quiso ser es poema. Y, dice, en parte lo consiguió: "como todo poema medianamente bien hecho carezco de libertad interior, soy todo necesidad y sumisión interna a ese atormentado tirano, a ese Big Brother insomne, omnisciente y ubicuo -yo. Mitad Calibán, mitad Narciso, le temo sobre todo cuando le escucho interrogarme junto a un balcón abierto: "¿Qué hace un muchacho de 1950 como tú en un año indiferente como este "All the rest is silence".
Este poema, Noches del mes de junio, nos habla de las noches de junio de ayer, de nuestras pequeñas inquietudes. Pero también de ahora, ya vivido aquel futuro que nos esperaba, y ponemos distancia, y somos más cínicos y frescos: más personas.
 
NOCHES DEL MES DE JUNIO

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
                                                         nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
                                                  y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo 
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas 
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
            o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                    Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.

                                                  Jaime Gil de Biedma


miércoles, 8 de mayo de 2013

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: MAYO DE 2013.



Poco a poco vamos llegando al final del curso, así es que ya solo nos quedan los clásicos contemporáneos de estos dos últimos meses. Para el mes de mayo, me ha parecido muy conveniente regresar a la poesía y he pensado en el poeta clásico y contemporáneo por antonomasia, Antonio Machado, de cuyo libro Campos de Castilla se cumplió en 2012 el centenario de su publicación. Espero que disfrutéis conmigo releyendo este magnífico poema. 

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


lunes, 8 de abril de 2013

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES DE ABRIL: CARLOS FUENTES

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES DE ABRIL HA SIDO ELEGIDO Y PROPUESTO POR NUESTRA COMPAÑERA DEL DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA ROSALÍA MERINO. Espero que lo disfrutéis y os animéis a la lectura de la novela.

"Paso las noches en vela, recuerdo esa mirada insólita de mi hijo. La recuerdo como un enigma porque por primera vez vi en sus ojos la memoria. Hasta ese día, sus ojos infantiles no recordaban, solo registraban los eventos, asaz repetitivos, de nuestra vida compartida.
¿De dónde sacaba ahora a judíos, árabes y occidentales? ¿En qué había fallado mi propósito de aislar a mi hijo de las contiendas estúpidas de nuestro mundo? ¿Y por qué -por qué- me pidió ir a una tienda a comprarse ropa, él, que nunca había ido a un almacén ni tenía por qué saber de su existencia?
Ahora, día con día, la mirada de Brillante se iba convirtiendo en un campo de recuerdos enemigos, de memorias que se peleaban entre sí. Era como una lucha encarnizada entre lo que se queda y lo que se va pasando, como si abandonar la infancia fuese un segundo parto, más doloroso que el de la madre, porque esta vez es el hijo quien se da luz a sí mismo...
Este era mi consuelo. Brillante crece. ¿Cuándo deja un niño de ser niño? Supongo que cada ser humano tiene su propio ritmo para irse haciendo adulto, retener recuerdos, anticipar eventos, intuir que debe prepararse para sufrir desengaños, luchar por una cuota de felicidad, aceptar una sucesión de accidentes...
Desengaños. Alegrías. Accidentes.
¿En qué orden se dan? ¿Cuándo ocurren?
Como toda madre, yo observaba con mezcla de esperanza y terror, de alegría y zozobra, el desarrollo de mi hijo. Una cosa era cierta y terrible: Brillante no era como los demás. Su excepcionalidad no dejaba de darme orgullo. "Mi hijo es especial. Es distinto". Quizás no habría pensado así si el niño fuera ciego, baldado o paralítico, pero ser dorado podría significar un privilegio, así como un peligro".

lunes, 18 de marzo de 2013

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: MARZO DE 2013

TEXTO ELEGIDO Y PROPUESTO POR NUESTRA COMPAÑERA MARI PAZ VALBUENA CRESPO:



EL HEREJE, MIGUEL DELIBES


Don Bernardo Salcedo bebió un trago de vino de Rueda. Las vespertinas visitas a su hermano tenían esta ventaja: obsequiaba a los invitados con los mejores vinos del país. Su bodega y su biblioteca, con quinientos cuarenta y tres volúmenes, eran de las más acreditadas de la villa. Y, además de beber buen vino, lo ofrecía en copas del más fino cristal que Gabriela, su cuñada, conservaba tan impolutas como las ropas de sus atuendos que tanto atraían a Modesta y Minervina. Era, el de don Ignacio, el matrimonio sin hijos mejor asentado y relacionado en la villa vallisoletana. Y aunque don Bernardo se permitía a veces alguna broma a cuenta de la religiosidad de su hermano, y a pesar de ser ocho años más viejo que él, sentía por su persona y opiniones un respeto físico, especulativo y profundo. De ahí que, cada vez que las circunstancias les conducían a enfrentarse, don Bernardo nunca encontraba a mano otra argumentación oportuna que la de la experiencia o la edad.
Así ocurrió, por ejemplo, dos meses después de la conversación sobre la Reforma protestante, cuando un don Ignacio Salcedo, fuera de sí, salió a su encuentro y le recibió con una frase retorcida, críptica, cuyo sentido se le escapaba, pero que, a juzgar por sus ademanes y el tono de voz, envolvía una acre censura:
- Valladolid se divierte y Bernardo Salcedo paga. ¿Qué te parece esa frasecita que oigo a diario por todas partes?
Don Bernardo le miró con desconfianza, levemente arrebolado:
- ¿Qué te pasa? ¿Estás excitado? ¿Qué demonios quieres decir con eso?
A don Ignacio le había bajado el color y le temblaban las manos y el anillo de casado. Qué él recordase nunca sus diferencias habían llegado a tanto:
- Que tu querida te engaña a ti y a la ciudad entera. Todo el mundo está en lenguas en cuanta de esa moza de fortuna.
Don Bernardo pareció despertar de pronto:
-¿Cómo te atreves a hablarme así? ¡Podría ser tu segundo padre!
- Al primero no le hubiera dicho otra cosa, créeme Bernardo.
No somos tú ni yo los que estamos en juego sino nuestro apellido.
-¿Y de dónde han salido esos rumores mendaces?
-En Chancillería no hay rumores, Bernardo. Lo que Chancillería dice va a misa. ¿Por qué no pruebas de visitar a deshora a la pelandusca? Únicamente después de haber comprobado lo que te digo me avendría a seguir discutiendo contigo de tan turbio asunto.

jueves, 7 de febrero de 2013

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: FEBRERO DE 2013




Fotografia.  NITSA
MALETAS PERDIDAS


Esta mañana sucia de Estocolmo,
después de aterrizar en la perfumería
y en las tiendas de ropa,
estuve barajando la ley de los destinos.
El azar y el espejo
componen un murmullo de chaquetas vacías.
En las costuras duermen
las posibilidades y sus sombras.

Me he sentado a mirar
la orilla de los cuerpos en humildad de espera,
como al quedarme con tu bolso
cuando te vas al probador.
Una corriente viva de precios y etiquetas,
minuciosa lo mismo que la lluvia,
ordenará las perchas de lo que no seremos,
lo que vamos a ser,
lo que alguna vez fuimos.
Y todo se reúne en nuestra indecisión.

Por los armarios cruzan las preguntas
con pies de plomo.
¿Qué camisa defiende las verdades del joven
en la prudencia de la piel madura?
¿Y cómo puedo defender tu amor,
buscar amor de hoy en el amor de siempre?
Valoro los encajes de la vida,
y levanto mis manos perturbadas
al demonio pacífico
de la ropa interior.
Pero yo sé que los desnudos
sólo nos pertenecen con los ojos cerrados.

La ley del probador
nos abre la mirada,
negocia el porvenir en un espejo.
Así que no conviene despreciar
las maletas perdidas. Los aeropuertos guardan
equipajes fugados
que ayudan a entender la primavera nórdica.

Celebremos el día que tiene nuestra talla.
El sol azul sobre los barcos tibios,
la habitación de hotel con ropa nueva,

y que tú seas quien decida
lo que voy a ponerme.


Luis García Montero (Granada, 1958)

lunes, 14 de enero de 2013

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: ENERO DE 2013


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Capitulo 93 de Rayuela
"Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón [...] Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames --- (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), --- me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, [...] no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. [...] Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. [...] no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. --- Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. [...] También puedo ser grosero, fíjate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. [...] Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. --- Total parcial: te quiero. Total general: te amo. [...] Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. --- Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. [...] las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. [...] ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? [...] También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. [...] un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes si la cosa fuera posible."
EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: ENERO DE 2013
PROGRAMA DE FOMENTO DE LA LECTURA. BIBLIOTECA. IES “AL-QÁZERES”



lunes, 10 de diciembre de 2012

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: DICIEMBRE DE 2012


La mejor Nochebuena

La economía familiar había recibido un duro golpe. El negocio de mi padre había quebrado, casi no había trabajo y el país estaba al borde de la quiebra. Aquel año teníamos un árbol de Navidad, pero no teníamos regalos. Sencillamente, no podíamos permitírnoslo. En Nochebuena todos nos fuimos a la cama con los ánimos bastante bajos.
Pero lo increíble fue que, al despertarnos la mañana de Navidad, nos encontramos con un montón de regalos bajo el árbol. Intentamos mantener la calma durante el desayuno, pero acabamos con él en tiempo récord.
Entonces comenzó la diversión. La primera fue mi madre. Todos la rodeamos llenos de curiosidad y, cuando abrió su paquete, vimos que le habían regalado un viejo chal que “había perdido” hacía ya muchos meses. A mi padre le tocó un hacha con el mango roto. A mi hermana, sus viejas zapatillas de andar por casa. Uno de los chicos recibió unos pantalones remendados y arrugados. A mí me tocó un sombrero, el que yo creía haberme dejado en un restaurante, allá por el mes de noviembre. Cada una de aquellas cosas desechadas representó una total sorpresa. Al poco rato nos entró tal ataque de risa que apenas podíamos desatar el lazo del siguiente paquete. Pero ¿de dónde procedía tanta generosidad? Todo había sido obra de mi hermano Morris. Durante muchos meses había estado escondiendo en secreto cosas viejas que él sabía que no echaríamos de menos. Entonces, en Nochebuena, después de que todos nos hubiésemos ido a la cama, había envuelto los regalos y, silenciosamente, los había colocado bajo el árbol.
Recuerdo aquella Navidad como una de las más bonitas de mi vida.

Paul Auster, Creía que mi padre era Dios, 2002


EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: DICIEMBRE DE 2012.
PROGRAMA DE FOMENTO DE LA LECTURA. BIBLIOTECA.
IES “AL-QÁZERES”








lunes, 12 de noviembre de 2012

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: NOVIEMBRE DE 2012




 


Cuando Blimunda despierta, tiende la mano hacia el fardel donde suele guardar los mendrugos, colgado de la cabecera, y sólo encuentra el lugar. Tantea el suelo, el jergón, mete las manos bajo la almohada, y oye entonces decir a Baltasar, No busques más, no lo vas a encontrar, y ella, cubriéndose los ojos con los puños cerrados, implora, Dame el pan, Baltasar, dame el pan, por el alma de quien la tienes, Primero has de decirme qué secretos son éstos, No puedo, gritó ella, y bruscamente intentó rodar hacia afuera del jergón, pero Sietesoles le echó el brazo sano, la cogió por la cintura, ella se debatió brava, luego le pasó la pierna derecha por encima y así liberada la mano, quiso apartarle los puños de los ojos, pero ella volvió a gritar, despavorida, No me hagas eso, y fue tal el grito que Baltasar la dejó, asustado, casi arrepentido de su violencia, No te quiero hacer mal, sólo quería saber qué misterios son, Dame el pan y te lo digo todo, Lo juras, De qué sirven juramentos si no bastan el sí o el no, Ahí lo tienes, come, y Baltasar sacó el talego de dentro de la alforja que le servía de almohada.  

Cubriéndose el rostro con el antebrazo, Blimunda comió al fin el pan. Masticaba lentamente. Cuando acabó, dio un gran suspiro y abrió los ojos. La luz cenicienta del cuarto amaneció azul por aquel lado, así pensaría Baltasar si hubiera aprendido a pensar cosas de éstas, pero mejor que pensar finuras que bien podrían servir en las antecámaras de la corte o en locutorios de monjas, fue sentir el calor de su propia sangre cuando Blimunda se volvió hacia él, los ojos ahora oscuros, y, de repente, una luz verde pasando, qué importaban ahora los secretos, mejor sería volver a aprender lo que ya sabía, el cuerpo de Blimunda, quedará para otra vez, porque, esta mujer, si ha prometido, cumplirá, y dice, Te acuerdas de la primera vez que dormiste conmigo, dijiste que te miré por dentro, Me acuerdo, No sabías lo que estabas diciendo, ni supiste lo que oías cuando te dije que nunca te miraría por dentro. Baltasar no tuvo tiempo de responder, buscaba aún el sentido de las palabras, y otras ya se oían en el cuarto, increíbles, Yo puedo ver dentro de las personas.
                                      

                           José Saramago, Memorial del convento.

lunes, 8 de octubre de 2012

EL CLÁSICO CONTEMPORÁNEO DEL MES: DARÍO FO


 Bienvenidos a todos a este nuevo programa que forma parte del Plan Lector de nuestro centro. Se trata del Programa "El clásico contemporáneo del mes", con el que pretendemos acercar a nuestros alumnos a todos esos autores contemporáneos que ya son universales y, por tanto, clásicos. Para el mes de octubre hemos elegido este fragmento de Muerte accidental de un anarquista, del dramaturgo italiano Darío Fo. Esperamos que este fragmento os incite a leer la obra entera, muy oportuna, por cierto, para los tiempos que vivimos.


PRIMER ACTO
Escena primera
Un despacho corriente en la jefatura central de policía. Un escritorio, un armario, algunas sillas, una máquina de escribir, un teléfono, una ventana, dos puertas.

Bertozzo
(Hojea papeles mientras se dirige a un sospechoso, que está sentado tranquilamente) Vaya, vaya... así que no es la primera vez que te disfrazas. Aquí dice que te has hecho pasar dos veces por cirujano, una por capitán de infantería, tres por obispo, una por ingeniero naval... En total te han detenido...veamos:..dos y tres, cinco... una, tres... dos... once veces en total, y con ésta, doce.

Sospechoso
Sí, doce detenciones. Pero le hago notar, señor comisario, que jamás me han condenado. Mi certificado de penales está limpio.