martes, 17 de abril de 2018

La actriz Maruchi León, con los alumnos de Artes Escénicas del IES Al-Qázeres.



Escribe nuestro compañero César Nogales, profesor de Artes Escénicas de 2º de Bachillerato:

Maruchi León estuvo en el IES Al-Qázeres el 17 de abril de 2018, y era martes y no llovía, y charló con los alumnos de Primer y Segundo cursos de Artes  Escénicas, que oyeron su avatar escénico, que les habló de la lucha y del trabajo. Y lo hizo con la alegría de haber sabido elegir. Y nosotros escuchando alegres. Fue fiesta y hubo clase. Gracias.
Y nada más comenzar a hablar con nosotros le pedimos que nos hiciera un texto, para abrir boca, y lo recitó y dijo las palabras saliendo de ella y nos emocionó:

Me llamo Paquita y estoy enamorada ya lo dije. Pensé que me iba a resultar más difícil… pero no ha sido así, lo he dicho como si tal cosa. No debo avergonzarme, tampoco sentirme  culpable. Es una enfermedad, nada más que es una enfermedad,  que se puede superar, vosotros lo sabéis mejor que nadie, una enfermedad que se supera con la comprensión y la solidaridad de los que han pasado por lo mismo, como vosotros, por eso estamos aquí, por eso por fin me he decidido a venir, porque necesito ayuda vuestra, ayuda porque no puedo más…
Ernesto Caballero: Sólo para Paquita.



Y aplaudimos. Y hablamos y habló y contó cómo sus padres le apoyaron y cómo se fue a Madrid y cómo conoció que Lluís Pasqual iba a montar El público de Lorca, y cómo consiguió hablar con él y cómo le dijo, se dijo, dijo a todo el mundo, que ella era Julieta. Y lo fue. Y lo será siempre. Y después fuimos recorriendo su obra, su trabajo, sus ilusiones. Y teníamos clase. Y no fuimos y nos quedamos allí. Y…


MARUCHI LEÓN, cacereña, y actriz de teatro, pero no sólo de teatro. Estudió en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Seguro que la habéis visto en la televisión en pequeños papeles en series como Crónicas urbanas en 1991, Canguros en 1994, La casa de los líos en 1999, El Comisario en 2004 o en Hospital Central en 2008. Pero antes que nada es actriz de teatro.

Muy pronto participó en uno de los montajes teatrales más interesantes del pasado siglo: El público de Federico García Lorca, eso que se ha llamado teatro imposible. Acordaos que Lorca escribió esta obra en 1930, y sólo se pudo poner en escena cincuenta y seis años después. Nos habla de la homosexualidad pero no sólo de eso. También del público, el público que va al teatro y el que se escandaliza de lo más inocente. Es también el teatro dentro del teatro. Lo estrenó en el Teatro Fossati, en Milán,  Lluís Pasqual y con la escenografía de Fabià Puigserver. Luego se vería en el Teatro María Guerrero, en Madrid. Allí estuvieron Pedro Mari Sánchez, Juan Echanove, José Coronado, Carlos Iglesias y Maruchi León que era Julieta.

También participó en la puesta en escena de Alesio, de Ignacio García May, que es un pastiche de comedia de capa y espada dirigido por Pere Plenella. Esto fue en el Teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional (CDN).

En el mismo teatro dirigió Mario Gas en 1989 Frank V, una parábola de la sociedad, de Friedrich Dürrenmatt un montaje en el que Maruchi León estuvo junto a  Juanjo Puigcorbé, Félix Rotaeta, Manuel de Blas, Emma Penella, Mercedes Sampietro, María Luisa Ponte, Luis Escobar (en su último papel teatral) y Natalia Millán. Se trata de una reflexión sobre el poder de la banca: la obra ha sido montada muy pocas veces en España. Fue un aplaudido montaje programado por Lluís Pasqual, por entonces director del CDN.

En el año 89 también dio vida a doña Inés en el Tenorio de Alcalá. Fue el año  en el que vino el primer gran cambio del don Juan Tenorio de Zorrilla: no la dirigió Antonio Guirau y fue la primera en la que se cambió de unas versiones clásicas a una mucho más rompedora. El director Ángel Facio proyectó una versión con la estética de los felices años veinte del pasado siglo y para ello contó con la presencia de los actores Joan Llaneras, Maruchi León y Rosa de la Torre.

La hemos visto en la película de Antonio Giménez Rico Soldadito español. Allí estaba con Maribel Verdú, Juan Luis Galiardo, Luis Escobar, Amparo Baró, José Luis López Vázquez, Miguel Rellán.

Y antes en La ley del deseo de Pedro Almodóvar, con Eusebio Poncela, Carmen Maura, Antonio Banderas, Miguel Molina, Fernando Guillén, Rossy de Palma, Bibiana Fernández.

En el año 91 interpreta a Pili en la serie televisiva Farmacia de guardia. Tal vez sea su papel más popular. Deja esta serie no sin dejar de recibir el Premio de la Unión de actores.

Interpreta la obra de Ignacio del Moral La mirada del hombre oscuro. Es la temporada de 1993, en la Sala Olimpia de Madrid. Es una producción del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas. Lo dirigió Ernesto Caballero. Allí estaba Maruchi León junto a Carmen Balagué, Jorge Merino, Manuel de Blas, Jarju Mulie y Ly Babali. La versión cinematográfica fue Bwana, de Imanol Uribe.

Es Ernesto Caballero el que escribe su Sólo para Paquita. Paquita, la protagonista de la historia, es abandonada por el hombre que ama. La mujer sufre mucho por haberse separado de su amado, ya que se ha enamorado de él profundamente. Finalmente, Paquita reúne las fuerzas y el valor necesarios para unirse a un grupo de apoyo para gente solitaria y compartir su melancólica historia de desamor. Sin embargo, en este caso la mujer no será tan inocente como parecía al principio. 



En el año 94 protagoniza El zoo de cristal, para contarnos lo lejano entre lo que es y lo que se quiere que se sea, con la que gana el Premio Ercilla a la mejor actriz revelación. Allí, con Maruchi León, estaban Amparo Soler Leal, Álex Casanovas y Francisco Orella. Ella es Laura, la hija inválida, torpe y miedosa que se niega a enfrentarse a la realidad. Es frágil como las figurillas de cristal con formas de animales que colecciona. No se puede olvidar su largo y bello diálogo con el falso pretendiente.

       Hizo Mirandolina (1995) con Ernesto Caballero.

Cuando representó La dama boba (2002), con Elena Pimenta como directora, obtuvo el Premio Ágora de Teatro 2002 a la mejor actriz. Ya la conocemos. Ahora dirige la CNTC, pero estuvo al frente de la prestigiosa compañía Ur Teatro. Fue una versión de Juan Mayorga, otro joven y solvente autor. El montaje se estrenó en el Teatro de la Comedia, de Madrid. Pimenta asegura que su visión de la obra une belleza y horror. No parece muy interesante lo que Pimenta dijo cuando estrenó la obra: “Un personaje que en el primer acto es boba y en el tercero inteligente, nos muestra un recorrido que no es fácil. De ahí que mi lectura consista en articular el mundo de las apariencias con el de los sentimientos”. Y habla de Finea, el personaje de Maruchi León, está marcada por lo que los demás han decidido que sea..., en nuestro montaje ella tiene ternura y conmueve el dolor que ella puede sufrir” . Nos interesó mucho que la obra se localizara en los años 30 del pasado siglo, tarea que se hace a través de la estética del vestuario, maquillaje, peinado y accesorios.  Finea lleva una blusa con bordados art decó, una media melena suelta y pantalones anchos. Recordemos la fiesta final con serpentinas, confeti, matasuegras, copas de champagne y banda de música municipal. Se trataba de que los espectadores comprendiéramos la obra desde nuestra sensibilidad contemporánea. Y así el tema que ellos trabajaban de verdad (el lugar de la mujer en la sociedad) estaba más claro.  Y así, ya no estamos leyendo a Lope, sino que con Lope estamos leyendo, viendo, a nuestros contemporáneos y lo que nos interesa de ellos.

Como conocemos la obra, recordemos que trabajó junto  a José Luis Santos, Fernando Aguado, José Luis Gago, Jordi Dauder, Sergio de Frutos, Isabel Ordaz, Eva Trancón, José Segura, Pilar Gómez, José Luis Patiño, Fernando Sendino, Gabriel Garbisu, y Jorge Basanta.

Antes había intervenido en Las mocedades del Cid en el Teatro Español. Eran veintiocho actores. El primero era Luis Prendes, pero también Juan Carlos Naya, y lo dirigió Gustavo Pérez Puig, aunque el texto era del dramaturgo del teatro clásico Guillén de Castro, que es el maestro valenciano de la comedia lopesca.  Se trata de un Cid lejano al que conocemos del Poema porque es más novelero y aventurero. Es un galán enamorado. Costaba verlo doscientas pesetas.

También participó en el montaje de La venganza de don Mendo, posiblemente una de las obras más divertidas de nuestro teatro. Trabajó con Raúl J. Sénder y con la dirección, como correspondía, de Gustavo Pérez Puig. La obra contó con polémica y con más de 160000 espectadores.

En el teatro romano de Mérida ha participado en Los siete contra Tebas, de Esquilo, que vimos, sin querer, hace unos días. Entonces fue dirigida por Francisco Suárez. Hubo “prolongados aplausos por parte de los cerca de tres mil espectadores que asistieron a la representación”. Ella era Ismene. También actuaron Florinda Chico, Juan Manuel Navas, Blanca Apilánez y Paco Cecilio. Fue una producción de Espectáculos ibéricos.

Allí también Francisco Suárez dirigió la representación en 2001 de César y Cleopatra, de George Bernard Shaw, y versión de Manuel Martínez Mediero, que duró tres horas. César era José Luis López Vázquez y Maruchi León hacía de Cleopatra. También participaron los alumnos de la escuela de Olivenza. Se dijo que la pretensión era divertir al público en una versión anacrónica y libertaria. Esta es inteligente, seductora, provocadora, ambiciosa, cruel y divertida.

También hemos podido ver en 2004 a Maruchi León en La Orestiada, de Esquilo, que se representó en Mérida, Sagunto, Barcelona y Madrid, con la dirección de Mario Gas. Junto a ella estaban entre otros Constantino Romero, Vicky Peña, Gloria Muñoz, Emilio Gutiérrez Caba. Un grupo de actores que eran protagonistas y coro, para hablarnos de las guerras injustas, y la venganza. Una difícil obra, pues es una trilogía (Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides) que hubiera durado más de seis horas, que se representó en dos.

Estuvo en el elenco de Tierra de por medio, de 2002, de Ernesto Caballero. La obra gira alrededor del “mercado inmobiliario en el que la especulación, la falta de escrúpulos, la compra de políticos corruptos y la circulación de dinero negro están a la orden del día”. La muerte de un obrero marroquí sin papeles, como dice José Romera Castillo.

He visto dos veces el Cometa Halley, también escrita y dirigida por Ernesto Caballero, cuenta con una magnífica, funcional y original puesta en escena de Alejandro Andújar. Es un espectáculo sobre Rafael Alberti. Pero también aparecen Machado, Miguel Hernández, García Lorca y más figuras de nuestra cultura. Con ella estuvo Chete Lera, y las parejas formadas por Carles Moreu y Cristina Pons, Roberto Mori y Lidia Otón.

Son sesenta y dos poemas que nos cuentan la vida de Alberti: la niñez en el Puerto de Santa María, su pasión por la pintura, su marcha a Madrid, la figura de María Teresa León, las Guerra Civil y Mundial, el exilio en Francia y Argentina, el nacimiento de Aitana, y más y más vida. Vida de Alberti en la que pudo ver el cometa Halley en 1910 y en 1986.  

En Sagunto, Mérida y Las Palmas de Gran Canaria en 2005 participó en A Electra le sienta bien el luto, de Eugene O´Neill. Dirigida por Mario Gas, tan interesado por lo grecolatino. Dijo Mario Gas que es una obra «directa, contemporánea y comprensible», en la que lo que importa es el conflicto humano que hay entre los personajes. Con Maruchi León estaban en la escena Emilio Gutierrez Caba, Iván Hermes, Adolfo Fernández, Mónica López, Ricardo Moya, Constantino Romero y Maru Valdivieso. DE nuevo se trata de un montaje coral que sucede en Nueva Inglaterra durante el siglo XIX, pero que Mario Gas traslada a finales de la Primera Guerra Mundial.
































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