Escribe nuestro compañero César Nogales, profesor de Artes Escénicas de 2º de Bachillerato:
Maruchi León estuvo en el IES Al-Qázeres el 17 de abril de 2018, y era martes y no llovía, y charló con los alumnos de
Primer y Segundo cursos de Artes Escénicas, que oyeron su avatar escénico,
que les habló de la lucha y del trabajo. Y lo hizo con la alegría de haber sabido elegir. Y nosotros escuchando alegres. Fue fiesta y hubo clase. Gracias.
Y nada más comenzar a
hablar con nosotros le pedimos que nos hiciera un texto, para abrir boca, y lo
recitó y dijo las palabras saliendo de ella y nos emocionó:
Me llamo Paquita y estoy
enamorada ya lo dije. Pensé que me
iba a resultar más difícil… pero no ha sido así, lo he dicho como si tal
cosa. No debo avergonzarme, tampoco sentirme
culpable. Es una enfermedad, nada más que es una enfermedad, que se puede superar, vosotros lo sabéis
mejor que nadie, una enfermedad que se supera con la comprensión y la
solidaridad de los que han pasado por lo mismo, como vosotros, por eso
estamos aquí, por eso por fin me he decidido a venir, porque necesito ayuda vuestra, ayuda porque no puedo
más…
Ernesto Caballero: Sólo para Paquita.
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Y aplaudimos. Y hablamos y habló y contó cómo sus padres le apoyaron y cómo se fue a Madrid y cómo conoció que Lluís Pasqual iba a montar El público de Lorca, y cómo consiguió hablar con él y cómo le dijo, se dijo, dijo a todo el mundo, que ella era Julieta. Y lo fue. Y lo será siempre. Y después fuimos recorriendo su obra, su trabajo, sus ilusiones. Y teníamos clase. Y no fuimos y nos quedamos allí. Y…
MARUCHI LEÓN,
cacereña, y actriz de teatro, pero no sólo de teatro. Estudió en la Real Escuela Superior de Arte Dramático
(RESAD). Seguro que la habéis visto
en la televisión en pequeños papeles en series como Crónicas urbanas en 1991,
Canguros
en 1994, La casa de los líos en 1999, El Comisario en 2004 o en
Hospital
Central en 2008. Pero antes que nada es actriz de teatro.
Muy pronto participó
en uno de los montajes teatrales más interesantes del pasado siglo: El
público de Federico García Lorca,
eso que se ha llamado teatro imposible. Acordaos que Lorca escribió esta obra en 1930, y sólo se pudo poner en escena
cincuenta y seis años después. Nos habla de la homosexualidad pero no sólo de
eso. También del público, el público que va al teatro y el que se escandaliza
de lo más inocente. Es también el teatro dentro del teatro. Lo estrenó en el Teatro Fossati, en Milán, Lluís
Pasqual y con la escenografía de Fabià Puigserver. Luego se vería en el Teatro María Guerrero, en Madrid. Allí estuvieron Pedro Mari Sánchez, Juan Echanove, José Coronado, Carlos
Iglesias y Maruchi León que era Julieta.
También participó en la puesta en escena de Alesio, de Ignacio García May, que es un pastiche
de comedia de capa y espada dirigido por Pere
Plenella. Esto fue en el Teatro
María Guerrero, sede del Centro
Dramático Nacional (CDN).
En el mismo teatro dirigió Mario
Gas en 1989 Frank V, una
parábola de la sociedad, de Friedrich
Dürrenmatt un
montaje en el que Maruchi León
estuvo junto a Juanjo Puigcorbé, Félix
Rotaeta, Manuel de Blas, Emma Penella, Mercedes Sampietro, María
Luisa Ponte, Luis Escobar (en su
último papel teatral) y Natalia Millán.
Se trata de una reflexión sobre el poder de la banca: la obra ha sido montada
muy pocas veces en España. Fue un aplaudido montaje programado por Lluís Pasqual, por entonces director
del CDN.
En el
año 89 también dio vida a doña Inés
en el Tenorio de Alcalá. Fue el año
en el que vino el primer gran cambio del don Juan Tenorio de Zorrilla: no la dirigió Antonio Guirau y fue la primera en la
que se cambió de unas versiones clásicas a una mucho más rompedora. El
director Ángel
Facio proyectó
una versión con la estética de los felices años veinte del pasado siglo y
para ello contó con la presencia de los actores Joan Llaneras, Maruchi
León y Rosa de la Torre.
La
hemos visto en la película de Antonio Giménez
Rico Soldadito español. Allí estaba con Maribel Verdú, Juan Luis
Galiardo, Luis Escobar, Amparo Baró, José Luis López Vázquez, Miguel
Rellán.
Y
antes en La ley del deseo de Pedro
Almodóvar, con Eusebio Poncela,
Carmen Maura, Antonio Banderas, Miguel Molina, Fernando Guillén, Rossy de
Palma, Bibiana Fernández.
En el
año 91 interpreta a Pili en la serie
televisiva Farmacia de guardia. Tal vez sea su papel más popular. Deja
esta serie no sin dejar de recibir el Premio
de la Unión de actores.
Interpreta
la obra de Ignacio del Moral La
mirada del hombre oscuro. Es la temporada de 1993, en la Sala Olimpia de Madrid. Es una
producción del Centro Nacional de Nuevas
Tendencias Escénicas. Lo dirigió Ernesto
Caballero. Allí estaba Maruchi León
junto a Carmen Balagué, Jorge Merino, Manuel de Blas, Jarju Mulie
y Ly Babali. La versión
cinematográfica fue Bwana, de Imanol Uribe.
Es
Ernesto Caballero el que escribe su Sólo
para Paquita. Paquita, la protagonista de
la historia, es abandonada por el hombre que ama. La mujer sufre mucho por
haberse separado de su amado, ya que se ha enamorado de él profundamente.
Finalmente, Paquita reúne las fuerzas
y el valor necesarios para unirse a un grupo de apoyo para gente solitaria y
compartir su melancólica historia de desamor. Sin embargo, en este caso la
mujer no será tan inocente como parecía al principio.
En
el año 94 protagoniza El zoo de cristal, para contarnos lo
lejano entre lo que es y lo que se quiere que se sea, con la que gana el Premio Ercilla a la mejor actriz
revelación. Allí,
con Maruchi León, estaban Amparo Soler Leal, Álex Casanovas y Francisco
Orella. Ella es Laura, la hija
inválida, torpe y miedosa que se niega a enfrentarse a la realidad. Es frágil
como las figurillas de cristal con formas de animales que colecciona. No se
puede olvidar su largo y bello diálogo con el falso pretendiente.
Hizo Mirandolina (1995) con Ernesto Caballero.
Cuando representó La dama boba (2002), con Elena Pimenta como directora, obtuvo
el Premio Ágora de Teatro 2002 a la
mejor actriz. Ya la conocemos. Ahora dirige la CNTC, pero estuvo al frente de la prestigiosa compañía Ur Teatro. Fue una versión
de Juan Mayorga, otro joven y solvente autor. El montaje
se estrenó en el Teatro de la Comedia,
de Madrid. Pimenta asegura que su
visión de la obra une belleza y horror. No parece muy interesante lo que Pimenta dijo cuando estrenó la obra: “Un
personaje que en el primer acto es boba y en el tercero inteligente, nos
muestra un recorrido que no es fácil. De ahí que mi lectura consista en
articular el mundo de las apariencias con el de los sentimientos”. Y habla de Finea, el personaje de Maruchi León, está marcada por lo que
los demás han decidido que sea..., en nuestro montaje ella tiene ternura y
conmueve el dolor que ella puede sufrir” . Nos
interesó mucho que la obra se localizara en los años 30 del pasado siglo, tarea
que se hace a través de la estética del vestuario, maquillaje, peinado y
accesorios. Finea lleva una blusa con bordados art decó, una media
melena suelta y pantalones anchos. Recordemos la fiesta final con serpentinas,
confeti, matasuegras, copas de champagne y banda de música
municipal. Se trataba de que los espectadores comprendiéramos la obra desde
nuestra sensibilidad contemporánea. Y así el tema que ellos trabajaban de
verdad (el lugar de la mujer en la sociedad) estaba más claro. Y así, ya no estamos leyendo a Lope, sino que con Lope estamos leyendo, viendo, a nuestros contemporáneos y lo que
nos interesa de ellos.
Como
conocemos la obra, recordemos que trabajó junto
a José Luis Santos, Fernando Aguado, José Luis Gago, Jordi Dauder,
Sergio de Frutos, Isabel Ordaz, Eva Trancón, José Segura,
Pilar Gómez, José Luis Patiño, Fernando
Sendino, Gabriel Garbisu, y Jorge Basanta.
Antes
había intervenido en Las mocedades del Cid en el Teatro Español. Eran veintiocho
actores. El primero era Luis Prendes,
pero también Juan Carlos Naya, y lo
dirigió Gustavo Pérez Puig, aunque
el texto era del dramaturgo del teatro clásico Guillén de Castro, que es el maestro valenciano de la comedia
lopesca. Se trata de un Cid lejano al que conocemos del Poema
porque es más novelero y aventurero. Es un galán enamorado. Costaba verlo
doscientas pesetas.
También
participó en el montaje de La venganza de don Mendo,
posiblemente una de las obras más divertidas de nuestro teatro. Trabajó con Raúl J. Sénder y con la dirección, como
correspondía, de Gustavo Pérez Puig.
La obra contó con polémica y con más de 160000 espectadores.
En
el teatro romano de Mérida ha participado en Los siete contra Tebas, de
Esquilo, que vimos, sin querer, hace
unos días. Entonces fue dirigida por Francisco
Suárez. Hubo “prolongados aplausos por parte de los cerca de tres mil
espectadores que asistieron a la representación”. Ella era Ismene. También actuaron Florinda
Chico, Juan Manuel Navas, Blanca Apilánez y Paco Cecilio. Fue una producción de Espectáculos ibéricos.
Allí
también Francisco Suárez dirigió la
representación en 2001 de César y Cleopatra, de George Bernard Shaw, y versión de Manuel Martínez Mediero, que duró tres
horas. César era José Luis López Vázquez y Maruchi
León hacía de Cleopatra. También
participaron los alumnos de la escuela de Olivenza. Se dijo que la pretensión
era divertir al público en una versión anacrónica y libertaria. Esta es inteligente,
seductora, provocadora, ambiciosa, cruel y divertida.
También
hemos podido ver en 2004 a Maruchi León
en La
Orestiada, de Esquilo, que
se representó en Mérida, Sagunto, Barcelona y Madrid, con la dirección de Mario Gas. Junto a ella estaban entre
otros Constantino Romero, Vicky Peña, Gloria Muñoz, Emilio
Gutiérrez Caba. Un grupo de actores que eran protagonistas y coro, para hablarnos
de las guerras injustas, y la venganza. Una difícil obra, pues es una trilogía (Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides) que hubiera
durado más de seis horas, que se representó en dos.
Estuvo
en el elenco de Tierra de por medio, de 2002, de Ernesto Caballero. La obra gira alrededor del “mercado inmobiliario
en el que la especulación, la falta de escrúpulos, la compra de políticos
corruptos y la circulación de dinero negro están a la orden del día”. La muerte
de un obrero marroquí sin papeles, como dice José Romera Castillo.
He
visto dos veces el Cometa Halley, también escrita y
dirigida por Ernesto Caballero,
cuenta con una magnífica, funcional y original puesta en escena de Alejandro Andújar. Es un espectáculo
sobre Rafael Alberti. Pero también
aparecen Machado, Miguel Hernández, García Lorca y más figuras de nuestra cultura. Con ella estuvo Chete Lera, y las parejas formadas por Carles Moreu y Cristina Pons, Roberto Mori
y Lidia Otón.
Son
sesenta y dos poemas que nos cuentan la vida de Alberti: la niñez en el Puerto de Santa María, su pasión por la
pintura, su marcha a Madrid, la figura de María
Teresa León, las Guerra Civil y Mundial, el exilio en Francia y Argentina,
el nacimiento de Aitana, y más y más
vida. Vida de Alberti en la que pudo
ver el cometa Halley en 1910 y en 1986.
En
Sagunto, Mérida y Las Palmas de Gran Canaria en 2005 participó en A
Electra le sienta bien el luto, de Eugene
O´Neill. Dirigida por Mario Gas, tan interesado por lo
grecolatino. Dijo Mario Gas que es
una obra «directa, contemporánea y comprensible», en la que lo que importa es
el conflicto humano que hay entre los personajes. Con Maruchi León estaban en la escena Emilio Gutierrez Caba, Iván
Hermes, Adolfo Fernández, Mónica López, Ricardo Moya, Constantino
Romero y Maru Valdivieso. DE
nuevo se trata de un montaje coral que sucede en Nueva Inglaterra durante el
siglo XIX, pero que Mario Gas
traslada a finales de la Primera Guerra Mundial.
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