Estos días atrás he tenido la alegría de reencontrarme con la ilustradora Ester García, con quien tan buenos momentos hemos pasado en la Biblioteca del Al-Qázeres disfrutando de su obra con nuestros alumnos. Ayer una amiga tuvo la generosidad de regalarme este poema de Gil de Biedma, como una lluvia fina reparadora. Y pensé que el poema y esta ilustración de Ester eran una buena manera de cerrar el trabajo de nuestra Biblioteca de este curso escolar: vayan ambos, ilustración y poema, por los buenos amigos -esos que se conocen por encima de la voz y de la seña- y las buenas lecturas. Nos vemos en septiembre.
Amistad a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad: somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-esas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, ¡tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
¡Ay, el tiempo! Ya todo se comprende.
Jaime Gil de Biedma
Gracias por este poema que no conocía o no recuerdo ya, que pudiera ser, haber leído.
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