“Cómo se hace para pedir ayuda, para
contarle a alguien que un desgarro interior no te deja dormir, cómo se llega a
comprender que hay amores que han caducado, que prolongarlos es pudrirlos, cómo
aprende uno a defenderse, a tener dignidad y no desear la compañía de quien
sabes de antemano que te destruye, cómo distinguir entre amor y obsesión, por
qué luchar por lo que ya no te pertenece, cómo se hace para estar triste sin
humillarse, cómo aprender a comportarse correctamente, de tal manera que no
tengas que pasar la vida rumiando errores que duelen más que por su gravedad
por la cantidad de veces que los has repetido”.
Nuestro club de lectura ha girado en esta ocasión sobre la novela de Elvira Lindo Lo que me queda por vivir, de 2010, una obra tremendamente intimista, atrevida y valiente, esperable en una escritora y una persona como Elvira Lindo. Una novela lenta porque no tiene argumento; se trata más bien de los recuerdos o retazos de una vida en un momento determinado. Pero ágil y fresca al mismo tiempo, como lo es el discurso al que su autora nos tiene acostumbrados. Aunque el relato gire en torno a la maternidad, no es difícil, sobre todo para una mujer, verse reflejada en algún pasaje del libro, porque su protagonista es única, no es un tipo, pero le pasan cosas que bien puedieran pasarnos a todas nosotras, a todos nosotros. Si estáis dispuestos a leer sin prisas, os la recomiendo encarecidamente.
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