jueves, 10 de octubre de 2013

EL ARTÍCULO DEL MES DE OCTUBRE

Después de tres semanas de curso, ya estamos en marcha... y desde el equipo de biblioteca retomamos la cita con "el texto del mes". Si los dos cursos anteriores poesías y textos contemporáneos elegidos por nuestros compañeros nos llegaron presentados por Coro, este año cambiamos un poco el formato. La idea es que desde cada departamento se elija un artículo divulgativo relacionado con su área que será presentado y enviado por Rayuela y, al igual que en cursos anteriores, estará fotocopiado en los dos edificios.
Lo llamaremos "El artículo del mes" y deseamos que os resulte interesante. También esperamos que sea una un forma de expresión y comunicación con la que todos disfrutemos.
Inaugura el mes de octubre el departamento de Matemáticas.
Hemos elegido un artículo de Clara Grima (profesora de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla) y por cierto, ¿alguna vez habéis participado en un sorteo donde los aspirantes empiezan a contar a partir de una letra extraída al azar del alfabeto? Seguro que sí. Pues os va a interesar.

Gema Redondo




LA IMPORTANCIA DE UNA LETRA


      No es fácil llamarse Clara Grima y decir que eres matemática, créanme. […] Lo malo es que cuando crees que ya “hiciste callo” y no puede afectarte el chistecito porque eres una  persona  adulta  y  tal,  descubres  con horror que tu querido apellido además puede dificultar tu acceso a un abono de la ópera.
     Sí, hubo un tiempo en el que mi santo (como diría Elvira Lindo) y yo, intentábamos comprar  un  abono  para  el  Teatro  de  la Maestranza de Sevilla y nos encontramos con que uno de los procesos de selección para los clientes era un sorteo en función de los apellidos, absolutamente demencial desde el punto de vista de la probabilidad.



Pero, por Bayes, ¿cómo podía ser esto?

El sorteo consiste en sacar una letra de las 27 del alfabeto y empezar a contar, en la lista de aspirantes, desde el primer apellido posterior (o anterior en otros casos) a la citada letra hasta completar el número de agraciados. No tiene desperdicio, ¿eh?

Cada  vez  que  me  acuerdo,  cuento  la  anécdota  como  algo  pasado  y antiguo, pero me entero de que ese tipo de sorteos se siguen haciendo, por ejemplo:

    Para dirimir empates en la puntuación en los procesos de admisión de alumnado en la Junta de Castilla y León.
    En la región de Murcia para el desempate en las convocatorias para la provisión de puestos de trabajo de la Administración Regional por el Sistema de Concurso de Méritos, que se convoquen durante 2013.
    En el Ayuntamiento de Brenes para ¡sortear viviendas de protección oficial!
    Y sí, esto no es cosa de provincias, que en el Ayuntamiento de Madrid, también, miren si no cómo lo hacen para la adjudicación de plazas en Centros Abiertos Especiales y Centros Integrados.

Ese tipo de sorteos es absolutamente injusto, puesto que hay algunos apellidos que juegan con más papeletas que otros. ¿Cómo puede ser alguien beneficiado frente a otro por el simple hecho de llamarse, por ejemplo, Abad? No tengo nada en contra de nadie que se llame Abad de primer apellido, pero, macho, es que juega con muchas papeletas, mientras que los Grima vamos detrás de todos los García,mez, González

Me parece desde cualquier punto de vista muy preocupante que alguien pueda  verse  perjudicado por un problema grave de  anumerismo. Por si alguien no lo ha do antes, anumerismo es un término acuñado por John Alles Paulos  para designar la falte de conocimientos básicos de Matemáticas

Por si algún desconfiado es dudando de mi palabra [] voy a tratar de explicarlo con un ejemplo usando una lista pública en la que además estoy yo, la lista de profesores de mi departamento con docencia en mi mismo centro.



Imaginemos que, por sorteo, vamos a elegir a uno de los profesores de mi departamento para concederle una paga especial de, no sé, 5000 euros.

Sacamos una letra y elegimos al primero, por orden descendente, por el primer apellido.

Pues bien, yo no tengo papeletas en ese sorteo. ¿Por qué? Pues porque si en el mejor de los casos sale la G, se lo llevaría Garijo que es el primer apellido en orden descendente.


Solo juegan aquellos cuyo primer apellido es el primero, alfabéticamente, entre los que empiezan con esa misma letra. Pero, no todos tienen la misma probabilidad. Porque Garijo solo gana en el caso de que salga la G en la bolita, pero vamos a pararnos un poquito y veamos qué pasa en otros casos.

Por ejemplo, mi compañera Fernández Delgado, ganaría con la bola de la E (ningún apellido de esta lista comienza con E) y con la bola de la F. Es decir, tiene, por ejemplo, el doble de probabilidad de salir que Garijo e infinita más que Grima. Jiménez saldría con la bola de la I (ningún apellido de esta lista comienza con I) y con la bola de la J. Lo mismo pasa con López que juega con la bola de la K y de la L. Osuna juega con 3 bolas: la de la N, la de la Ñ y la de la O. Real juega con 2 bolas: Q y R, Valeiras con 3 bolas: T, U y V, y Álvarez con 5 bolas: W, X, Y, Z y A. Toma ya.

Pongo aquí una tabla con las probabilidades de cada uno en el caso de un sorteo de estos de las letritas, con un solo premiado.



Para  calcular  la  probabilidad  de  cada  candidato,  basta  con  dividir  el número de bolas que le dan el premio, 5 en el caso de Álvarez, entre el número  total  de  bolas,  27.  Bueno,  luego  he  multiplicado  por  100  para escribirlo con porcentajes que parece que gusta más


¿Me cris ahora? [...]

Espero a estas alturas haberos convencido de que este tipo de sorteos es absolutamente   injusto   y   se   han   usado,   y   se   siguen   usando,   para adjudicaciones que pueden ser fundamentales en la vida de una persona, no es la ópera, es un colegio, un trabajo, una casa…

Pero qué se puede esperar de un país en el que se le niega una beca de investigación al mejor físico joven experimental según la Sociedad Europea de Física, español, por cierto

¡Viva el vino! Y tal.



Extraído de Clara Grima: “La importancia de llamarse Grima”

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