martes, 19 de febrero de 2013

BEATRIZ OSÉS ESTUVO CON NOSOTROS, por César L. Nogales Herrera (Departamento de Lengua castellana y Literatura)


            Beatriz Osés hablaba con los ojos achinados, medio cerrados; hablaba con los ojos llenos de brillo, que es como hablan los que disfrutan con lo que dicen, los que hablan apasionadamente; hablaba con una voz tenue, iniciando sus frases con un “mirad”, y nosotros mirábamos y las palabras, que eran sonidos, se convertían en imágenes (un castillo, un puente, una vieja estación de ferrocarril); hablaba y lo hacía con las manos, y las movía como si acariciara las palabras que desde la tenue voz se iban alzando para convertirse en castillos, en puentes, en viejas estaciones abandonadas.
            Beatriz Osés escuchaba también, y se aprendía nuestros nombres y nos decía que lo que decíamos era muy interesante, y al rato volvía a decir, de nuevo nuestros nombres, y acertaba, los sabía, como si nos conociera desde hace mucho, desde que empezamos a correr con la bicicleta acompañando a Víctor y a Marta.
Y es que nosotros, sin saberlo, nos hemos hecho Cuentanubes. Todos los de la clase. Y contando mil, hemos pasado el primer trámite para entrar en el juego. Y así hemos contado más de mil nubes, que son más de mil palabras, que ella, Beatriz, ha empujado con sus manos, con su voz, con sus ojos, y se han paseado por nuestras mentes. Y así, el catorce de febrero nos hicimos enamorados de la literatura, por Beatriz, por sus manos, por sus ojos, por su voz.

Gracias Beatriz, Beatriz Osés.








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