martes, 12 de junio de 2012

PROYECTO ARCE


        Durante dos años académicos, en los cursos 2011/2012 y 2012/2013, nuestro centro, el IES “Al-Qázeres”, participará en el Proyecto Arce, un proyecto de trabajo de su biblioteca escolar junto con las bibliotecas escolares del IES "Gonzalo de Berceo" de Alfaro (la Rioja), el IES "Víctor García de la Concha" de Villaviciosa (Asturias) y del IES "Miguel Romero Esteo" de Málaga. El alumnado y el profesorado de estos cuatro centros educativos de España vamos a compartir experiencias para dinamizar el funcionamiento de nuestras bibliotecas y fomentar la lectura desde muy diversas propuestas de trabajo colaborativo. Una de esas propuestas es el conocimiento de “nuestros autores”, es decir, el descubrimiento de los creadores literarios propios de cada zona. Los alumnos de 4º de ESO del IES “Al-Qázeres” continúan este trabajo de investigación, que ya iniciaron con el artículo sobre el escritor extremeño Luis Landero, con el estudio de los dos poetas más representativos de la poesía en Extremadura de principios del siglo XX: José María Gabriel y Galán y Luis Chamizo.


NUESTROS AUTORES: ESCRITORES DE EXTREMADURA

A grandes rasgos, la literatura extremeña del siglo XX recorre las mismas etapas que la literatura española, si bien, hasta mediados de siglo, lo hace generalmente con cierto retraso. Tal es el caso de la literatura regionalista, con la que se inicia el siglo. El espíritu romántico, que exaltó los valores nacionalistas en toda Europa durante el siglo XIX, impulsó el desarrollo de una literatura regionalista, de base conservadora y católica, que no encontró ninguna contradicción a la hora de expresar literariamente el atraso de Extremadura y evitar el enfrentamiento directo con la clase terrateniente dominante. Por eso, en los poemas regionalistas vamos a encontrar, a través de la pintura de sus costumbres y su paisaje, una Extremadura idealizada y unos cuadros que desean expresar el espíritu del campesino, su dignidad y orgullo dentro de la pobreza, características que hicieron adeptos fácilmente entre todas clases de público, letrado o incluso analfabeto, ya que es una poesía con componentes orales para ser recitada y escuchada.
Usaron frecuentemente el castúo, que constituye una distorsión de los rasgos del dialecto extremeño, ya que reúne las características lingüísticas de diversas subzonas dialectales extremeñas salpicadas con algunos vulgarismos. El resultado es algo que, aunque se reconozca y se entienda, sobre todo escuchado en la voz de un buen declamador, tiene –si somos rigurosos- difícil justificación histórica y lingüística. Los extremeños nunca hemos hablado así ni hablamos así.
Al margen de esto, hay que reconocer a muchas de estas producciones un interés costumbrista, un gran sentido del ritmo orientado a la recitación, algunos momentos de calidad lírica y grandes dosis de emotividad, que es en lo que se sustenta. Así podemos apreciarlo en los poemas de GABRIEL Y GALÁN (1870-1905), que, aunque nacido en Frades de la Sierra (Salamanca), vivió buena parte de su corta vida en la comarca extremeña de Plasencia, y es el mayor representante, junto con LUIS CHAMIZO (1894-1945), de la poesía regionalista.


JOSÉ MARÍA GABRIEL Y GALÁN


Artículo elaborado por José David Nevado, Ana Isabel Pulido y Verónica Pablos, de 4º B.


José María Gabriel y Galán nació el 28 de junio de 1870 en Frades de la Sierra, un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca, en un ambiente rural propio de la época de finales del siglo XIX.                                                                             
Era un muchacho triste, melancólico, muy sensible y atento al mundo que le rodeaba. Era religioso y lo refleja en sus primeras poesías.
Sus padres fueron Narciso Gabriel y Bernarda Galán, labradores que se dedicaban al cultivo de sus tierras y al cuidado del ganado.
Su infancia la pasa en su pueblo natal y allí en su escuela aprende las primeras letras. A los 15 años se traslada a Salamanca, donde prosigue sus estudios en la Escuela Normal de Magisterio.
En 1888 obtiene el título de maestro de escuela y es destinado al pueblo de Guijuelo. Tras una corta estancia en la escuela de este pueblo, se traslada a Madrid para estudiar en la Escuela Normal Central. Allí reside por poco tiempo. Las cartas que escribe algunos de sus amigos las firmaba con el seudónimo de “El Solitario” por su bajo estado de ánimo.
Cuando se casa la vida del poeta experimenta un cambio radical. Se traslada al pueblo cacereño de Guijo de Granadilla, donde encuentra la calma. Se dedica a escribir poesías que retratan las vida de los humildes labriegos que trabajan y habitan en la desea.
Al nacer su primer hijo se inspira para componer “El Cristu benditu” e inicia sus famosas extremeñas empleando “el castúo”. La poesía que escribe se encuentra fuera del modernismo, es conservadora en estructura y en su tema: defiende la estirpe, el dogma católico, la familia, la tradición , las palabras en desuso y las costumbres de una época pasada.
Escribe las siguientes poesías: El ama: un poema en el que se mete en el personaje de su padre y relata la vida de pareja junto a su madre. También compone La Pedrada, Un don Juan, A Cándida, Varón, Teresa de Jesús, Del viejo, El Consejo; El Embargo, La Fuente Vaquero, El Tejar…
El 6 de enero de 1905, con 35 años no cumplidos, a consecuencia de una pulmonía mal curada, muere nuestro joven poeta en Guijo de Granadilla (Cáceres).

El embargo
Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro…
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo…
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…

                                   José María Gabriel y Galán



El éxito de la poesía regionalista, que explota el tópico de la alabanza de la vida rural amenazada por el progreso, es tan grande, que esta tendencia seguirá siendo la estrella del panorama literario extremeño en los primeros decenios del siglo XX. Luis Chamizo se convertirá en el poeta de moda y en el poeta extremeño por antonomasia con su obra El miajón de los castúos.


LUIS CHAMIZO


Artículo elaborado por Sara Gutiérrez Gómez, Ana María Román Jiménez e Ismael Vidarte Pulido. 4º B.


Luis Chamizo nació en 1894 en el seno de una familia humilde y trabajadora. Su padre, Joaquín Chamizo Guerrero, natural de Castuera (Badajoz), era tinajero de profesión, y su madre, Asunción Triguero Bravo, natural de Guareña (Badajoz).
Recibió los cursos primarios en Guareña, al parecer, por el maestro Don Diego López. Muy joven frecuenta el despacho de su padre y a escondidas escribe sus primeros poemas amorosos. Se traslada a Madrid y empieza a cursar Bachillerato, que finalizó en Sevilla, donde también obtiene el Título de Perito Mercantil. Colabora en el periódico “La Semana” en Don Benito, que dirige Francisco Valdés y en ratos libres, inicia su “aventura” en habla extremeña componiendo versos a los parajes de Valdearenales, sus gentes, y a la tierra que le vio nacer.
Chamizo contactó con el movimiento modernista a través de Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Amado Nervo, Emilio Carrere. Conoció a Federico García Lorca, probablemente a Rafael Alberti y a otros intelectuales y poetas de entonces. Chamizo, coetáneo del 27, prefirió quedarse en el camino de la poesía regionalista. El 24 de diciembre de 1945, fallece a los 51 años en Madrid.
La obra de Luis Chamizo cierra el ciclo de la literatura regionalista, y lo hace renovando la visión de Gabriel y Galán en un libro, El Miajón de los Castúos (1921), que consagró para siempre la añoranza de una comunidad rural armoniosa, ajena a cualquier modernidad. La sonoridad de los versos de Chamizo y lo emotivo de algunos de sus poemas, junto a la creación de tópicos como el nombre que otorga a una pretendida identidad extremeña (lo castúo) y sus referencias a una raza extremeña hacen del autor extremeño un modelo completo de literatura regionalista.
Chamizo es el más tardío de los autores regionalistas, y aunque conoce en su juventud el modernismo -del que asimila algunos aspectos formales, como cierta versificación- y las tendencias regeneracionistas y del 98, la publicación de sus poemas más conocidos coincide con las vanguardias y el grupo del 27 en el panorama literario español. Sin embargo, está al margen de la renovación lírica que estos movimientos supusieron, y voluntariamente se reduce al ámbito localista y agotado del regionalismo en tono y temas: su posmodernismo, tan frecuente en los poetas de provincia de la época, es apenas un conjunto de rasgos estilísticos deslavazados.
Algunos de los poemas que podemos destacar de Luis Chamizo son: Consejos Del Tío Perico”, “El Noviajo”, “La Experiencia”,  “El porqué de la cosa”,  El Chiriveje”, “Semana Santa en Guareña”, “Del fandango extremeño”, “La juerza d’un queré”, “La nacencia” y Compuerta” ,  que reproducimos ahora aquí.

COMPUERTA  

Corre´l tren retumbando por los jierros
de la via. Retiemblan
los recios alcornoques qu´esparraman
al reor del troncón las hojas secas.
juyen las yuntas cuando´l bicho negro
silvando traquetea.
S´enmorona un terrón y el jumo riñe
con las ramas d´encinas que l´enrean...

Vusotros que´ajuís pa no sé aonde
no queando´n los jierros ni las juellas,
vusotros qu´asomaus a las ventanas
guipaís las foscas y arrogantes jesas
y las jondas colás con sus regachos
y la tierra e labor onjuta y seria
donde rumian su pan unos gañanes
del coló de la tierra.

Vusotros qu´atendéis a las lerturas
y séis tan sabijondos en las cencias
que quizás nus larguéis de carrerilla
y en romances jazañas extremeñas
que los nuestros ejarn sin contaglas
endispués de jaceglas.

Vusotros los que váis dendro del bicho
que juyendo retumba y traquetea,
¿no sentís al pasá junto por junto
al mesmo corazón de nuestras tierras
argo asín com´un juerte deseo
que s´eschanguen del chisme toas las rueas
pa queäros aquí, junt´a nusotros
pa endurzá una mijina nuestras penas,
pa rumiá nuestro pan y p´ampaparos
en la sal del süor que nus chorrea?

Vusotros corriendo, mu corriendo,
sin queär en los jierros ni las juellas,
qu´asina como ´l tren vais por la vida,
retumbando y depriesa...

Si n´os podéis pará, meté pal bolso
este cacho e libreta
y al pasá por aquí mirá pal cielo,
y endispués pa la tierra.
y endispués de miranos con cariño,
precipiar a leegla;
porqu´ella sus dirá nuestros quereles,
nuestros guapos jorgorios, nuestras penas,
ocurrencias mu juertes y mu jondas
y cosinas mu durces y mu tiernas.

Y sus dirá tamién como palramos
los hijos d´estas tierras,
porqu´icimos asina: - jierro, jumo
y la jacha y el jigo y la jiguera.

Y tamién sus dirá que semos güenos
que nuestra vida es güena
en la pas d´un viví lleno e trabajos
y al doló d´un viví lleno e miserias;
¡el miajón que llevamos los castüos
por bajo a la corteza!

Porque semos asina, semos pardos
del coló de la tierra
los nietos de aquellos machos que otros días
trunfaron en América.
                                                                                             
                                                                                                               Luis Chamizo


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