¡Oh juven(tú)d!
“Como todos los jóvenes,
yo vine A llevarme la vida por delante”.
(Jaime Gil de Biedma, No
volveré a ser joven)
Mirando a través de la ventana del autobús,
comienzo a ver mis recuerdos en las calles,
personas en cada esquina.
Ya no me duelen tanto las espinas por las que de pequeña sufría
y en una calle fría,
se oye a mi adolescencia huir.
Como si de un fugitivo se tratara,
huye y en una estación, de repente para.
Coge el próximo tren,
Ella quiere correr y yo le ruego en alborada,
que se quede conmigo, al menos,
hasta ver
el alba.
Oh juventud, hazme eternamente inherente a ti
creo que no merezco vivir
sí no eres tú la que me corrompe y me hace bailar hasta las mil.
La que me acompaña cuando parece que todo desemboca en el temido fin,
y la que llora conmigo por la ansiedad antes de dormir.
Ser recordada es siempre la premisa inicial,
me da miedo lo fugaz.
Y qué absurda
se me hace esta obsesión,
estar aquí un momento,
y después,
cae el telón,
y alguien pasa un sombrero al acabar la función.
¿Será acaso lo efímero de la
vida,
el motivo de la adicción a la eternidad prohibida?
¿Qué se siente al ser tan joven?
Furia y amor.
Tristeza y desencanto.
Dicha y dolor
Sorpresa y desventura
Oh juventud, ojalá estar a tu altura.
Deseos
es aquello que deseo.
Esa colección que a veces ojeo,
y que nunca lo supieron.
Si avanzas un poco más, tienes una categoría un poco más caótica.
La de los quiero y no puedo,
y la de los no era mi momento,
quizá en otra ocasión.
Todos mis deseos quieren
salir de ahí.
convertirse en momentos.
Un buen día de primavera,
conseguirán salir.
Y cuando ese día llegue,
No puedo condenar a nadie a esa
esclavitud eterna.
Nunca podré cortarle las alas a esos ángeles novatos empeñados en volar.
Nunca debí encerrarlos en las
páginas que no supe rellenar.
Algún día os agradeceré que aprendierais a volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario