jueves, 2 de marzo de 2023

MILESTONES PARK, UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

 



 

El tiempo … esa magnitud física que nos permite secuenciar sucesos, establecer qué es pasado y qué es futuro, qué es mañana y qué fue ayer …  Una magnitud física que el ser humano tan sólo puede nombrar pero que no puede controlar, o eso pensábamos hasta que, por azares del destino, a la ciudad de Cáceres, o más concretamente, al IES Al-Qázeres llegó MILESTONE PARK.

Por casualidad, llegó a mis manos una entrada que me permitiría asistir a uno de los eventos más importantes del milenio, que marcaría un antes y un después en la historia de la humanidad.

 

Un año más, el Al-Qázeres vuelve a superarse en su IX edición de La noche del Al-Qázeres, este año de la mano de MILESTONES PARK, un evento que parece sacado de la serie de El Ministerio del Tiempo que promete sorprendernos con un viaje al pasado que recorrerá algunos de los momentos más importantes que han marcado nuestra historia.

 

El día de la inauguración aguardé, junto con otras 179 personas, a la entrada del centro esperando a que llegara la hora en la que este abriera sus puertas. Cuatro hombres vestidos con traje de chaqueta,equipados con maletín y chistera subieron las escaleras a escasos minutos de comenzar para darnos pase a todos aquellos que habíamos sido seleccionados para asistir al evento del siglo. Tras bajar las escaleras fuimos tomando asiento en las sillas dispuestas frente a la gran pantalla de cine, que nos mostró un pequeño resumen de aquello que estábamos a punto de vivir. Tras acabar el visionado Shakira y Paris Hilton se unieron al espectáculo diciendo ser unas de las seleccionadas que habían sido elegidas para realizar el primer viaje en el tiempo. Algunos personajes más se les fueron uniendo y en medio de la pelea por quién sería el primero en cruzar, aparecieron el científico que creó el parque junto con el magnate que había puesto el dinero para realizarlo. Estos estaban enfrascados en su propia pelea sobre si era buena idea iniciar hoy el viaje, o ser sensatos y esperar un poco para realizar unos últimos ajustes. Ignorando los ruegos del científico, el magnate dió por inaugurado el parque, los seis personajes brindaron por el hito histórico que aquello suponía y cruzaron el vértice. El desafiar a la física no siempre sale bien, y en este caso algo falló en el sistema y la puerta se rompió.

 

Nosotros, los 180 asistentes ahora teníamos la tarea de viajar en el tiempo para rescatar a estos seis primeros viajeros, y para ello se nos dividió en seis grupos, cada uno al cargo de uno o dos guías del tiempo (esos hombres de traje con maletín y chistera) que nos ayudarían a romper esa línea espacio temporal para que pudiéramos rescatar a los protagonistas del viaje y restablecer el flujo de la historia. Cada viaje duraría doce minutos, que era el tiempo que se nos permitía estar en cada época del pasado, y en cada uno de los escenarios que visitásemos, tendríamos que realizar una prueba para poder rescatar a la persona atrapada en aquella época. El tiempo apremiaba, y conservar el presente tal y como lo conocíamos ahora estaba en manos de aquellos 180 viajeros.

 

Nuestra primera parada tras atravesar el vórtice espacio-temporal fue la Revolución Industrial. Un señor de avanzada edad se acercó a nosotros lamentándose por lo que ocurría en su fábrica, y es que al ir avanzando con él vimos a la entrada de esta un piquete de obreras donde una de ellas incitaba a sus compañeras a iniciar una revolución. Las nuevas máquinas que habían llegado a la fábrica las habían dejado sin trabajo y sin sustento.

En medio de su alzamiento e intento por entrar a la fábrica, nosotros pudimos colarnos para ver qué era lo que pasaba dentro. Un grupo de trabajadoras se movían al compás del ritmo que ellas marcaban con las bobinas de hilo bajo la supervisión de un capataz que utilizaba el temor para mantener el orden. Esta escena se centró en la importancia del movimiento obrero mezclando un número musical con la comedia, y entre el VIVA LA REVOLUCIÓN, los bailes y las acertadas peleas entre el capataz y el borracho de la fábrica, nos hicieron pasar a los espectadores un rato muy divertido en un escenario que parecía sacado de una de las películas de Enola Holmes.

 

Casi sin darnos cuenta el tiempo apremiaba y estábamos cruzando el siguiente vórtice que nos llevó a nuestro siguiente destino, los avances médicos. Allí estaba atrapado el científico que creó los viajes en el tiempo y estaba igual de perdido que nosotros. En nuestro paseo por aquello que parecía un hospital nos fuimos cruzando con las figuras de distintas mujeres y hombres que hicieron avanzar la historia de la medicina. Desde Hipócrates, pasando por Florence (la madre de la enfermería), Marie Curie, Margarita Salas y a un despistado Alexander Fleming que con nuestra ayuda (y la de los becarios precarios) descubrió la penicilina que ayudó a salvar a la primera paciente que estaba encamillada al otro lado de la sala.

 

Tras haber conseguido que la historia sucediera como tenía que suceder y casi robarnos por accidente la penicilina, cruzamos un nuevo vórtice espacio temporal que nos llevó al 20 de julio de 1969. Allí se encontraba otro de los seis personajes iniciales que se había quedado atrapado y necesitaba de nuestra ayuda para poder volver al 2023. La llegada del hombre a la luna estaba a punto de suceder ante nosotros, y pudimos celebrar el alunizaje, o el rodaje del alunizaje ya que se podían ver algunos micrófonos intentando captar la voz de la escena. Celebramos este hito junto con los científicos de la NASA en Estados Unidos y en Fresnedillas de la Oliva aquí en España. Nill Armstrong pudo decir “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad” antes de que la nave se averiara y escucháramos un “Houston tenemos un problema” aquello que parecía una llamada para que Whitney entrara en escena, era más bien, una llamada de socorro al público para que les ayudaramos a encontrar la llave que arrancara de nuevo la nave espacial que devolviera a los tripulantes a la tierra. Entre arena y un poco de basura espacial apareció la llave que devolvió a los astronautas a la tierra y tras celebrar el éxito del acontecimiento histórico con un baile junto con Whitney y el resto de personajes de las escena, seguimos con nuestro viaje hacia la siguiente puerta espacio-temporal.

 

Al traspasarla nos encontramos con otro de los viajeros que se habían quedado atrapados y que nos pedía ayuda para poder salir de allí. En un espectáculo que combinaba luces de neón y sombras pudimos hacer un breve viaje al futuro donde todo lo imaginado se podía alcanzar, igual que los viajes al pasado. Nos ofrecieron unas gafas de neón que nos permitieron ver como si las series de The Office y las Chicas del Cable se hubieran fusionado para transportarnos a los años 50 donde las primeras centralitas intercambiaban información. Gracias a la ayuda del público pudieron hacer pasar un mensaje de una oficina a otra creando entre todos un ritmo con nuestro cuerpo. Esta experiencia que apelaba a todos los sentidos y que te hacía sentir parte de un musical, culminó con un número de baile que invitaba al público a ser partícipe de la nueva revolución que implicaba el avance de la tecnología.

 

Casi sin darnos cuenta el tiempo apremiaba de nuevo, y tras cruzar el penúltimo vórtice del viaje llegamos a las bodegas de un barco que posteriormente supimos que se trataba de La Santa María. A lo largo de la historia se nos ha contado que el mérito de llegar a América le correspondía sólo a Colón, pero en una tripulación en la que sólo faltaba su suegra, las mujeres parecían ser las que mandaban en aquel viaje al nuevo mundo. Entre algunas canciones y sugerencias de cambios de fecha por parte del cura (ahora nunca estaremos seguros de si se llegó a América en 1492 o en 1242) se divisó tierra firme y todos desembarcamos en aquello que Colón creía que eran las Indias. Allí nos dimos cuenta de que estaba Shakira camuflada con los nativos, y al ritmo de unos bailes que por desgracia no eran el waka-waka, pudimos ayudarla a salir de ahí.

 

Con los golpes de tambor de los nativos llegamos a la que era la última puerta espacio-temporal que cruzaríamos esa noche y que nos llevó al destino más alejado de todos, hace aproximadamente unos 500.000 años antes de Cristo, cuando se descubrió el fuego. En este escenario estaba atrapada Paris Hilton, destino que para lo rosa que es su personaje no le favorecía mucho. Fuimos conociendo a los personajes de aquellas cuevas del Conejar entre pedrazo y pelotazo, cosa que casi nos hace tener que hacerle una visita de nuevo a Fleming debido a la efusividad con la que nos las lanzaban. También nos llevamos algunos piojos y arañas de regalo, asistimos a la caza de un mamut y algunas personas plasmaron sus manos en las paredes de la cueva que años más tarde llamaríamos pinturas rupestres. Entre pedradas y desconcertantes acercamientos que tuvieron al público riendo durante los doce minutos que duró su prueba. Cuando estábamos a punto de irnos para no salir lastimados nos pararon los pies dándonos dos opciones, la primera, quedarnos allí a comer el mamut que habían cazado durante los próximos tres meses o la segunda, atravesar el vórtice de nuevo y volver al futuro, después de aquel intenso rato allí todos teníamos claro que opción elegir, y para ello teníamos que superar una prueba y encontrar cinco objetos que no pertenecieran a la prehistoria pero que tuvieran aquellos trogloditas. No sé cómo no se alteró la línea temporal ya que algunos de aquellos hombres de las cavernas tenían ametralladoras, pelotas de fútbol y posiblemente, una lavadora, pero conseguimos pasar airosos la prueba para poder volver a 2023.

 

Volvimos al presente de nuevo casi sin darnos cuenta, y gracias a la ayuda de los 180 viajeros pudimos rescatar a los seis personajes que se habían quedado atrapados en el tiempo y mantener la línea espacio-temporal, prácticamente sin alteraciones.

 

El Al-Qázeres cada año pone en escena una trama más arriesgada para su noche temática y esto hace que año tras año se vayan superando. Todo este proyecto nace de la idea de su director, Rafa Morales, pero no podría llevarse a cabo sin la ayuda de todos aquellos que año tras año deciden participar en él para hacerlo posible.

 

Rafa es quien pone en marcha la idea inicial y los distintos escenarios en los que se va desarrollar, pero luego en cada posta los grupos deben organizarse para hacer que su escena sea memorable. Estos grupos están formados por el profesorado voluntario, algunos alumnos del bachillerato de artes escénicas, los alumnos del TSEAS y personal no docente (limpiadores, conserjes,....). A la hora de llevar a cabo la puesta en escena no se sigue una jerarquía basada en el poder sino que se aboga por una organización en la que todos estén a la misma altura, donde todas las ideas son bien recibidas y donde el compañerismo y el trabajo en equipo son los ingredientes básicos para sacar adelante el proyecto. Rafa coordina y apoya todas las escenas pero quienes marcan la diferencia entre que salga muy bien, que salga genial y que sea magnífico son los propios figurantes y su implicación con el grupo.

 

He de decir que en esta novena edición casi no se ha notado la diferencia entre los distintos grupos y yo los calificaría a todos dándoles a su puesta en escena un “magnífico”, pero no podemos olvidar que lo que hace que nuestra inmersión en la experiencia sea completa, aparte de la actuación de los actores y actrices, son los decorados. Todos los detalles cuidados al máximo, elaborados por el profesorado y alumnado de artes plásticas y tecnología, con escasos recursos pero con resultados increíbles. Gracias a ellos hemos podido sentirnos como dentro de la bodega de un barco, aterrizando en la luna o cruzando las puertas espacio-temporales que iban dando paso a las siguientes escenas. Sin su gran y elogiable esfuerzo esta experiencia no habría sido igual de increíble.

 

Tampoco podemos olvidar la gran tarea que recae sobre los técnicos audiovisuales ya que gracias a ellos podemos asistir a una representación inicial y final acompañada de videos y efectos especiales que le dan sentido a la inmersión y hace que esta pueda tener un inicio, nudo y desenlace.

 

Este loable trabajo que funciona como el mecanismo de un reloj, se basa, bajo mi punto de vista, en dos momentos clave, los ensayos generales y la primera noche de estreno. En los ensayos generales Rafa explica el tema elegido para la edición, las diferentes postas y los jefes de zona que se van a encargar de guiar un poco la representación que se va a llevar a cabo. Suele haber dos ensayos generales. El primero que suele ser un desastre, pero que le sirve a los actores y actrices para hacerse una idea de cómo funciona el espectáculo, y el segundo donde todo el mundo toma constancia de la importancia de acabar de retocar su escena para que en vez de que salga muy bien, salga magnífico. El primer día del estreno hace que todo el mundo se prementalice de lo que tiene que pasar. Aunque el espectáculo comience a las diez de la noche, ellos están trabajando desde las cuatro de la tarde. Esto hace que puedan acabar de concretar las escenas y verse ya inmersos en sus personajes con ayuda del vestuario y el maravilloso decorado realizado por los equipos del bachillerato de artes plásticas y tecnológico, como he mencionado anteriormente.

 

Gracias a todas esas horas de dedicación y esfuerzo hacen que año tras año las ediciones de la Noche del Al-Qázeres vayan adoptando la calificación de insuperable, y es que un proyecto que en su primera edición carecía de apoyos y al que no se le veía futuro hoy se ha convertido en una seña de identidad del instituto que año tras año reúne a más de 360 personas que esperan con ilusión poder asistir a una noche temática que no deja a nadie indiferente.

 

No sabemos qué nos deparará la décima edición, pero seguro que Rafa ya tiene en mente el tema del año que viene. Con la gratitud de haber sido invitada un año más a este evento y las expectativas muy altas para el del año que viene me despido de todos vosotros y le agradezco de corazón a todas las personas que han hecho posible este trabajo con su esfuerzo y dedicación volcados en esta gran noche temática.

 

Gracias en nombre de los 360 espectadores, la cronista del evento,

Inmaculada Melón Domínguez.

 

 

 

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