Estimada comunidad educativa:
Estamos encantados de comenzar este nuevo curso 2022-23 con la Biblioteca ya recuperada para uso y disfrute de todos.
Inauguramos las entradas de este Blog con unas palabras de Historia de una maestra de Josefina Aldecoa que reflejan a la perfección el espíritu educativo del IES al-Qázeres.
¡FELIZ CURSO A TODOS!
“La escuela sería mi único recurso.
Por entonces, ya empezaba a sentir esa profunda e incomparable plenitud que
produce la entrega al propio oficio. Me sumergía en mi trabajo y el trabajo me
estimulaba para emprender nuevos caminos. Cada día surgía un nuevo obstáculo y,
a la vez, el reto de resolverlo. Los niños avanzaban, vibraban, aprendían. Y yo
me sentía enardecida con los resultados de ese aprendizaje que era al mismo
tiempo el mío.
Nunca he vuelto a sentir con mayor
intensidad el valor de lo que estaba haciendo. Era consciente de que podía
llenar mi vida sólo con mi escuela. Cerraba la puerta tras de mí al entrar en
ella cada día. Y las miradas de los niños, las sonrisas, la atención contenida,
la avidez que mostraban por los nuevos descubrimientos que juntos íbamos a
hacer, me trastornaban , me embriagaban. Leíamos, contábamos, jugábamos,
pintábamos, nos asomábamos a mundos lejanos en el tiempo y el espacio; nos
sumergíamos en mundos diminutos y cercanos que encerraban milagros naturales.
Tras el descubrimiento de América, corría veloz el descubrimiento de la
circulación de la sangre. Tras la solución de un problema aritmético, la
reflexión sobre un poema. Y luego, por qué brillan las estrellas, por qué el
hombre ha conseguido volar. Por qué, por qué…
Yo me decía: no puede existir
dedicación más hermosa que ésta. Compartir con los niños lo que yo sabía,
despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta las causas de los
fenómenos, las razones de los hechos históricos. Ése era el milagro de una
profesión que estaba empezando a vivir y que me mantenía contenta a pesar de la
nieve y la cocina oscura, a pesar de lo poco que aparentemente me daban y lo
mucho que yo tenía que dar. O quizás por eso mismo. Una exaltación juvenil me
trastornaba y un aura de heroína me rodeaba ante mis ojos. Tenía que pasar
mucho tiempo hasta que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños
valía más que todo lo que ellos recibían de mí.”
Josefina Aldecoa, Historia de una maestra, Barcelona, Anagrama, 1999, págs. 38-39.
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