Cerrando
los ojos unos instantes, tratemos de imaginar que somos una persona ciega que
vive de las limosnas ganadas como músico en las calles de Nueva York. Difícil,
¿verdad? Difícil coincidir con Daniel Bran, el personaje que nos presenta
Joseph Zsuffa en su novela La sima de Babel (Pit of Babel). Si bien,
como cualquier otra persona, el protagonista de la historia vive cada día con
el objetivo de alcanzar su propia utopía: recuperar la vista.
Respiramos
cada día el aire que emana de nuestros objetivos y utopías personales. Un
viaje, una persona o, la más difícil de todas, mantenernos tal y como estamos.
Para
lograr alcanzar su utopía, Daniel Bran ha ahorrado durante años el dinero
necesario con el que comprar unos ojos sanos.
Pero
las utopías, como el sol, pueden abrasar a quien se acerca demasiado y, en este
caso, el protagonista sufre un robo cuando iba a pagar a un amigo moribundo que
se había prestado a venderle lo que ya no iba a necesitar. Sin más recurso que
su instrumento y con la cuenta atrás reflejada por el inminente fallecimiento
de su amigo, Daniel comienza “un largo día de accidentada búsqueda en la sima
de Babel, adquiriendo vida, de modo fascinante, un fantástico caleidoscopio de
personajes, escenarios y acontecimientos”.
Daniel
Bran es un personaje que seguro le habría gustado carnalizar al mismísimo
Charles Bukowsky, si bien, de seguro esa sería otra historia.
Publicada
en España en 1976 por la editorial Argos, la novela es de autor residente en
EEUU, aunque nacido en el Centro-Este de Europa. Hungría para ser exactos. La
época en que se publica la novela destaca por las crisis económicas, frente a
una cierta estabilidad política. Estas características mundiales, y propias del
autor, posiblemente tengan parte de culpa de que en la obra se reflejen la
crudeza de la vida y sus riquezas más simples, su ironía, el humor y el
instinto de supervivencia.
Nosotros,
aquí y ahora, iniciamos un nuevo año en el que retomar nuestros pasos pues, al
final del camino, lo que nos queda, y que nos une a “el músico ciego[1]” es seguir
caminando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario