Este mes el departamento de Física y Química ha seleccionado un artículo
muy reciente (17 de Marzo) que nos habla sobre la evidencia
experimental de la teoría de la inflación que complementa la del Big
Bang.
A pesar de que el tema es complejo el artículo transmite la importancia del reciente descubrimiento con bastante claridad. Espero que os resulte interesante.
A pesar de que el tema es complejo el artículo transmite la importancia del reciente descubrimiento con bastante claridad. Espero que os resulte interesante.
Gema Redondo
DETECTADAS LAS ONDAS DEL PRIMER INSTANTE DEL UNIVERSO
Un telescopio en el polo Sur capta la huella de la teoría de la inflación cósmica, que completa el conocimiento del Big Bang
Un
equipo internacional de científicos ha detectado los sutiles
temblores del universo un instante después de su origen. Un
telescopio estadounidense en el mismísimo polo Sur ha logrado captar
esas huellas en el cielo que suponen un espaldarazo definitivo a la
teoría que mejor explica los primeros momentos del cosmos,
denominada inflación
y propuesta hace más de tres décadas por Alan
Guth.
Esa
inflación fue un crecimiento enorme y muy rápido del espacio-tiempo
inicial y, a partir de ese momento, el universo siguió expandiéndose
pausadamente, hasta ahora, 13.800 millones de años después. Es la
teoría del Big Bang, pero con un complemento fundamental al
principio de todo. Como dice Alan Guth, el científico estadounidense
que propuso, a principio de los ochenta, la inflación
cósmica,”exploramos
el bang del Big Bang”.
Los científicos del
telescopio de microondas BICEP2, instalado en la base antártica
Amundsen Scott, presentaron ayer en Harvard los datos concluyentes,
disparando la euforia y la emoción de muchos cosmólogos en todo el
mundo que, por muy convencidos que estuviesen de que la inflación
tenía que ser la explicación correcta de lo que pasó casi al
principio, estaban a la espera de la prueba, imprescindible en
ciencia, de que la naturaleza efectivamente funciona como ellos
habían conjeturado.
Y la prueba son las
ondas gravitacionales primordiales, producidas por las llamadas
vibraciones cuánticas en el espacio-tiempo, que se propagan por el
universo a la velocidad de la luz y de las que hoy queda la leve
firma en la radiación de fondo que permea todo el cielo.
El
propio Guth declaró a Nature:
“Es una prueba nueva y totalmente independiente de que el panorama
inflacionario encaja”. Y Andrei Linde, el físico ruso que se fue
a trabajar a EE.UU y que mejoró de modo definitivo la teoría de la
inflación poco después de que Guth la propusiera, comentó que el
descubrimiento de estas ondas gravitacionales “es la parte de la
historia que faltaba”. Y añadió, emocionado, en un vídeo de la
Universidad de Stanford: “Este es un momento de la comprensión de
la naturaleza de tal magnitud...”.
La teoría del Big Bang
funciona bien y varias sólidas pruebas observacionales la respaldan,
pero en realidad, arranca su historia del universo un poco después
del principio, un momento a partir del cual explica con éxito la
expansión de las galaxias que observó Edwin Hubble en 1929, la
formación de los elementos ligeros como el hidrógeno o la radiación
de fondo (de cuando el universo tenía 380.000 años) remanente en el
cielo, que es el resplandor de la época en que se formaron los
primeros átomos.
Pero en su formulación
clásica también tiene problemas y esas pegas son las que soluciona
la inflación de Guth. Las dos principales cuestiones que deja sin
respuesta la teoría sin inflación son: ¿por qué el universo es
tan homogéneo, tan igual se mire a donde se mire? y ¿por qué tiene
la densidad justa?
El
problema de la homogeneidad significa
que el universo es demasiado grande para que los extremos se hayan
podido contagiar
las propiedades: en el cosmos inicial habría variaciones de
temperatura pero no habría dado tiempo a que alcanzaran un
equilibrio. El
problema de la densidad
exacta
o de por qué tiene una geometría plana (o casi) es enigmático,
porque si al principio hubiera habido un poco más de materia, habría
colapsado casi inmediatamente y si hubiera habido un poco menos, la
expansión resultante habría impedido la formación de galaxias y
estrellas…
La inflación soluciona
ambos problemas partiendo de que la gravedad, en determinadas
condiciones actúa con una fuerza repulsiva, en lugar de atractiva,
y utiliza mecanismos clave de la mecánica cuántica.
“Partimos de un
poquito de universo primitivo, algo muy pequeño, algo que podría
ser mil millones de veces más pequeño que un protón, pero que
podría tener esa materia gravitatoriamente repulsiva”, explicó
hace unos años Guth a EL PAÍS.
“Entonces empieza a
expandirse exponencialmente, duplicándose de tamaño muy
rápidamente, por lo menos un centenar de veces. Al final de ese
proceso de inflación, todo el universo, o la región del cosmos que
evolucionará hasta convertirse en el cosmos observable actual, sería
mucho más grande que antes de ese crecimiento tremendo. Aún así no
tendría más de un centímetro de diámetro. Y a partir de ese
momento, la repulsión gravitatoria deja de actuar y continúa la
expansión normal hasta ahora”. Todo ello en una fracción mínima
de segundo.
Y ese proceso de
crecimiento acelerado genera unas vibraciones que acaban siendo en el
universo ondas gravitatorias (como pinzamientos del espacio-tiempo
que se estiran y encogen) cuya huella han detectado ahora los
científicos con el telescopio BICEP2 en la radiación de fondo de
microondas.
¿Y cuándo fue todo
eso? Si se compara la historia del universo con la vida de una
persona, la teoría del Big Bang clásica, sin inflación, empieza en
el momento en que el niño está en la maternidad, recién nacido.
Con la inflación se remonta al estado de embrión”, señalaba
Guth.
ALICIA
RIVERA.
Extraído
de “sociedad.elpais.com”. 17 marzo 2014.
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