De todos los libros que me acompañan en mi viaje he elegido
los libros ilustrados.
Como tantos de nosotros, antes de aprender a leer, escuchaba las historias que me contaban
mi abuela o mis padres con las
imágenes que las ilustraban,
algunas de ellas se me han quedado grabadas, como La pequeña cerillera y el
Soldadito de plomo de Andersen,
El príncipe feliz de Oscar Wilde, o Piel de Asno de Perrault, eran tan dramáticos y extraños que
intentaba descifrarlos a través de las ilustraciones porque no los acababa de
entender.
Mujercitas y Las aventuras de los cinco o los libros de Julio Verne fueron el segundo escalón. Las ilustraciones de Mujercitas o de 20.000 leguas de viaje submarino me hipnotizaban, podía recrear las escenas a la perfección y todo parecía
más real.
Y también
llegaron los cómics: Mortadelo
y Filemón, Asterix , Esther y su mundo, Mafalda...
Y ya nunca me aparté de la preferencia de los libros
ilustrados, sigo persiguiendo las ediciones ilustradas que se publican de
mis libros favoritos y siempre que puedo, las compro.
A los largo de los años he ido sumando nuevos ejemplares.
Mis amigos, que saben de ni afición, me han ayudado regalándome
obras como La Divina Comedia ilustrada por Miguel Barceló, Las flores del mal de Baudelaire
ilustrado por Louis Joos o la recientemente editada Frida de Benjamin
Lacombe.
En mi biblioteca personal los libros ilustrados tienen un
lugar privilegiado, y en la biblioteca del Al-Qázeres también. Desde hace unos
ocho años colaboro con mucho entusiasmo
en la adquisición de fondos
de libros ilustrados y de cómic que tratamos de difundir entre los lectores y artistas de
este centro, invitando a otra lectura diferente a través de las imágenes
Algunos de mis
favoritos son Persépolis de Marjane Satrapi, Nela, la adaptación de Marianela de Galdós ilustrada por Rayco
Pulido o la Reciente Frida Khalo, una biografía,
ilustrada por Maria Hesse.
Mención aparte merece el libro de Chema Madoz que incluyo en
este "viaje", porque la fotografía como narración poética de su obra
que me sedujo cuando lo conocí y me ha llevado varias horas de atenta
lectura.
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