“Aprendiz
de todo, maestro de nada”, ya lo decía mi abuela. Mis intereses siempre han
sido muy variados ( la literatura, las lenguas, el arte, la enseñanza, la
política, los viajes), y para todos ellos siempre he encontrado en los libros
una guía que me ha ayudado a viajar, de manera física o mental.
Antes
de visitar una ciudad, siempre me ha gustado leer novelas cuya trama se
desarrolle allí, y me paseo por las calles esperando que, de un momento a otro,
salga Coconas de la taberna de L’Arbre Sec, en Los Tres Mosqueteros, o me encuentre al doblar una esquina de la
Gran Manzana con Holden Caulfield. Esos viajes los disfruto dos veces. Unas de
las grandes emociones de mi vida fue visitar la celda de Edmundo Dantés en la
isla de If, en Marsella.
Luego
vinieron los clásicos por antonomasia, que, además del viaje en el espacio y en
el tiempo, me proporcionan un viaje a la esencia del ser humano, a lo que no
cambia, a lo que nos define. Quizá sea esa esencia también la que encuentro en
el arte, moderno y antiguo, que me interpela, me hace reflexionar y disfrutar
de la vida.
Esa
vida que he intentado comprender mejor sabiendo cómo nos organizamos, de ahí la
política, pero en la que no falta nunca la novela gráfica: me dejo guiar por el
Corto y él me lleva a todo lo que me hace viajar.
Sería curioso entrelazar los libros del viaje de cada uno. Contigo comparto dos 😉
ResponderEliminar¿Os he dicho ya que me encanta este proyecto?